Por Nicolas Fuentes.

Quizás la referencia más conocida sobre los efectos negativos de la asimetría de información es el clásico ejemplo de George Akerlof en su artículo: “El mercado de los autos usados: incertidumbre sobre la calidad y el mecanismo del mercado”.

Menciona que, en un mercado de autos usados, en el cual hay autos usados en buen estado y mal estado, existe asimetría de información entre el vendedor del auto y el comprador del auto. #LaCuestión está en que el vendedor del auto en mal estado sabe que es un auto en mal estado y el comprador no lo sabe del todo o su única información es el precio que tiene dicho auto.

Ante esta situación, los compradores ofrecerán un precio por debajo del valor del auto usado en buen estado, pero por encima del auto usado en mal estado. Esto provocará que los vendedores de autos usados en buen estado se retiren poco a poco del mercado hasta que no quede uno solo y únicamente se vendan autos usados en mal estado.

Este ejemplo se puede trasladar fácilmente al mercado político en donde existen buenos y malos candidatos. Al ser sus propios vendedores, solo ellos saben qué tan buenos o malos pueden llegar a ser y los peruanos solo contamos con nuestro voto. Nosotros, al no tener la capacidad necesaria para distinguir al buen político del mal político, deterioramos incentivos para que los mejores entren al mercado político y siempre debemos elegir entre lo peor de lo peor.

Las segundas vueltas, al margen de quienes logren pasar, nos permiten conocer con mayor claridad quien es el “bueno” y quien es el malo” para elegir correctamente. En política, quien amenace la libertad y quiera imponer justicia social a costa de otros: siempre es la opción mala.

#LaCuestión con la asimetría de información, en primera vuelta nos juega en contra, pero en esta segunda vuelta se desvanece y permite tener un voto con convicción en la libertad.